Cada semana, espero que estas simples palabras les ayuden a encontrar paz y felicidad. Ya sea que vayan enfrentando sus temores, alivien el estrés y la ansiedad o lleguen a un punto de aceptación radical de uno mismo,
les ofrezco un espacio en el cual puedan tomar una pausa, respirar profundamente y fortalecer corazón y alma.
Bendiciones,
Tara

sábado, 21 de enero de 2012

Aprendiendo a responder, no reaccionar



Para poder despertarnos y vivir fuera del control de nuestros hábitos y condicionamiento, un elemento clave es poder hacer una pausa, reconocer el presente, y abrirnos hacia un espacio más grande que el capullo creado por la mente y los pensamientos. Nuestra tendencia es perdernos en un ciclo de reactividad. Para salir de este patrón, nos hace falta cultivar la capacidad de hacer una pausa, reconocer el presente, y abrir el corazón y la mente hacia lo que hay delante nuestro.
Uso la metáfora de la segunda flecha muy a menudo, porque ayuda mucho. El Buddha contaba un parábola que enseñaba lo siguiente:
“Si te dan una flechazo, te darías otro hacía ti mismo?”
La primera flecha es cuando observamos la manera en que vivimos cada día, cuando observamos lo que pasa, cuando tomamos en cuenta cuando nos duele el cuerpo, cuando notamos que alguien nos trata con una falta de respeto, cuando nos damos cuenta que algo malo le pasa a alguien que queremos. Tirar la segunda flecha en ese caso sería culparnos a nosotros mismos o culpar a los demás. Tirarla es reaccionar con la mente o el cuerpo. La reactividad no nos trae una solución. No nos cura. No nos ayuda.

La sanación y la liberación de nuestro Ser son el producto de la no proliferación de nuestros pensamientos. Limitar la influencia de los pensamientos es tener la sabiduría de hacer una pausa y llegar en todo momento al presente. Así accedemos a la sabiduría y la compasión que forma una parte fundamental de nuestro ser. De esta manera no reaccionamos con miedo sino respondemos inteligentemente.

La meditación nos ayuda a responder inteligentemente ya que no da la oportunidad de deliberadamente hacer una pausa, reconocer lo que está sucediendo, y abrirnos al espacio que está aquí delante nuestro. Digamos que uno comete un error y automáticamente entra en el hábito de repudiarse. Si en ese momento uno pausa y dice:

“Muy bien. Me voy a sentar, voy a estar aquí ahora y hacer una pausa. ¿Puedo reconocer lo que pasa en esta situación? ¿Puedo reconocer y identificar lo que está aquí delante mío – el espacio, los sonidos, las sensaciones en el cuerpo, y los sentimientos?  ¿Puedo abrirme a la presencia que está aquí delante mío?” 

Cuando prestamos atención a lo que está aquí en este momento, volvemos a nuestro corazón, un corazón sabio. Con presencia, respondemos a la situación en vez de reaccionar.

“Tienes la paciencia para esperar hasta que el barro despeje y el agua se vuelva transparente? Puedes esperar hasta que la acción justa y correcta surja por sí sola?  

— Tao Te Ching


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