El místico jesuita,
Anthony de Mello, dijo una vez: “La iluminación de nuestro ser es el resultado de
la cooperación absoluta con lo inevitable.” Esta frase me hace reflexionar. Me
parece que significa vivir de un modo en el cual estamos completamente abiertos
hacia la vida tal y como es.
En el
océano Atlántico la corriente del Golfo fluye de la punta de la Florida
bordeando la costa este de los Estados Unidos. Si uno pusiese una espiga
alineada con el flujo de la corriente, flotaría con la corriente en dirección
del norte. La espiga estaría en alineamiento, en un estado de gracia. Si no
estuviese alineada con el fluir de la corriente, giraría sin control y no
seguiría la corriente.
Alinearnos
con el fluir de la vida es parte esencial de nuestra práctica de meditación de conciencia. De igual modo
que la espiga, si nosotros no estamos alineados con el fluir de la vida,
giramos fuera de control, en un estado de reacción, incapaces de sintonizarnos hacia
la gracia divina. Al dejar que la vida fluya a través nuestro, nos mantenemos
en alineamiento.
¿De qué
maneras perdemos nuestra conexión con el fluir de la vida?
Mientras
volvía a casa el otro día en mi automóvil noté lo siguiente. Tengo la costumbre
de ir a una cierta velocidad. La persona delante mío iba despacio, demasiado
despacio según yo. Ustedes conocen esa sensación ¿no es verdad? Yo no iba de
prisa, no es que tenía una cita o un vuelo que tomar. Aún así empecé a sentirme
impaciente y ansiosa. Con todo mi ser quería ir más rápido y no estaría
contenta hasta que la situación cambiase.
En aquel
momento hice una pausa mental. Me di cuenta que estaba luchando contra el
momento presente e intenté dejar ir ese deseo. Este es un ejemplo pequeño de lo
que sucede de varias maneras en nuestra experiencia humana. Nos quedamos
trancados pensando que la felicidad no es posible sino hasta que cambien las
cosas. Por ende, nos causamos tremenda infelicidad a nosotros mismos porque continuamente
demandamos que las cosas sean diferentes.
Es interesante
darnos cuenta cómo sucede esto o de dónde proviene el sentimiento. Me parece
que es resultado del condicionamiento social en relación a los que nos trae
felicidad. Crecemos creyendo que necesitamos ciertas cosas para ser felices.
Por ejemplo decimos: “Si me dieran esa posición…si ganase tal monto…si sólo
pudiese vivir en tal sitio... entonces sería feliz.” También pensamos: “Si sólo
estaría más saludable…delgada…musculoso…cambiase de jefe o pareja.” La lista
nunca termina.
Pasamos la
vida esperando a que nuestra situación mejore para poder sentirnos contentos. Mientras
sigamos pensando que nuestra felicidad depende de los eventos externos de
nuestra vida, los cuales cambian continuamente, siempre estaremos esperando el
momento perfecto.
¿Qué
pasaría si pausáramos y nos alineáramos con la fluir de la vida?
¿Qué pasaría
si nos moviéramos con el flujo de lo que sucede en este momento?
¿Qué
significaría esto en tu vida aquí y ahora?
Alinearnos
con lo que está aquí y ahora es una manera de practicar presencia. Nos ayuda a actuar en la vida con creatividad
y compasión. De esta manera creamos una apertura mediante la cual podemos conectarnos
con la inteligencia universal, el amor
universal, dejándolo fluir por nuestro ser. Cuando la espiga está alineada
con la corriente, ésta fluye a través de ella. Cuando nos alineamos con el
fluir de nuestras vidas, hay una sabiduría universal, un amor que fluye a
través nuestro que nos conecta con nuestra naturaleza eterna.
Más información disponible en: http://www.tarabrach.com/audiodharma-Spanish.html
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